Hay personas y situaciones que te agotan física y mentalmente, se apoderan de tu vitalidad. ¡Detéctalas a tiempo y aléjalas antes de salir perjudicad@!
Si analizamos este planteamiento nos daremos cuenta de que existen distintos tipos de ladrones de energía: • La víctima: vive hablando de sus propias desgracias sin importar cómo está el resto. Por medio del drama, recibe la simpatía de los demás.
• El intimidador: obtiene la atención que quiere a través de gritos y amenazas. Es autoritario, inflexible, sarcástico.
• El interrogador: dispara una pregunta tras otra, sin importarle si el otro terminó de responder. No tiene problemas en señalar los errores ajenos y criticar lo que los otros hacen o dicen.
• El conflictivo: está siempre a la defensiva, como si se fuera a desatar una batalla en cualquier momento.
Es especialista en buscar culpables en los problemas que él mismo generó.
• El adulador: es muy hábil para elogiar, aunque sea falsamente. Con sus cumplidos, va suavizando el ego de los demás y, poco a poco, los conquista con su encanto.
• El inseguro: su interior es un mar de miedos y luchas sin resolver. Está convencido de que le falta algo para ser feliz y que si se muestra desapegado, el resto vendrá a salvarlo de su propio tormento.
Os animo a detectar en nuestra vida cotidiana a estos ladrones de energía, ya que se convierten en piedras muy pesadas que cargar en la espalda día a día, llenemos nuestras mochilas de ilusión, de optimismo, de vitalidad, abramos nuestros corazones y nuestras mentes a esos pequeños detalles que nos hacen sentir mariposas en el estómago, hemos de ser esponjas absorviendo todo lo bueno que nos rodea y escurriendo lo que no merece la pena.