Diosdado Simón Villares , el gran botánico, el sabio de los árboles, el biólogo eterno; han pasado doce años desde que nos dejó y su huella sigue patente en el mundo de los árboles. Por eso este sábado 8 de marzo de 2014, el Congreso de Arboricultura que se celebra en Villanueva de la Sierra está dedicado a su recuerdo. La cultura del árbol con nombre propio, ése es el lema de este congreso, y esta cultura no se entiende sin nombrar a Diosdado .

Hubo un tiempo, se decía, que no se tocaba un árbol en Extremadura sin que lo supiera Diosdado . Podar no puede ser matar, solía decir, de ahí el impulso de la teoría de la compartimentalización, es decir, a modo de compartimentos de submarinos; si se abre una brecha se cierra el compartimento para que siga flotando, a no ser que sea tan grande, titánica, que nos hundamos; cuando al árbol se le hace una herida, éste emplea toda su energía en aislarla, cerrarla, compartimentalizarla, a través de una serie de barreras que formarán el callo de cicatrización.

De los seis millones de árboles adultos que tenemos en Extremadura, sólo una treintena supera los 500 años. Son los famosos árboles singulares, los dinosaurios de nuestros bosques, los amigos de Diosdado . Lejana queda aquella primavera de 1998, cuando Juan Carlos Rodríguez Ibarra , en el prólogo del ‘Libro de Arboles Notables de Extremadura’, le dice: Los extremeños tenemos la responsabilidad de proteger, restaurar, mejorar y conservar para las generaciones futuras nuestro valiosísimo e irrepetible patrimonio natural. Diosdado dicta las pautas de protección de los árboles singulares, así, el 9 de abril de 1999 se publican en el DOE, siendo Manuel Sánchez Pérez director general de Medio Ambiente, los criterios de protección, y Diosdado propone 11 árboles: La Encina Terrona (Zarza de Montánchez), Encina Marquesa (Navalmoral), El Roble del Acarreadero (Cabezabellosa), Tejos del Cerezal (Nuñomoral), Enebro de las Mestas, Castaño el Abuelo (Cañamero), Alcornoque de la Fresneda (Aldeanueva del Camino), Castaño Corbiche (Casas del Monte), Alcornoque El Abuelo (El Toril), Alcornoque El Abuelo (Alburquerque) y los famosos Castaños del Temblar, en Segura de Toro, propiedad de la familia de Diosdado y considerada lo zona cero de protección de árboles singulares.

Desgraciadamente, Diosdado falleció en la primavera de 2002, a los 47 años. Aquel día, las hojas de los árboles cambiaron de color, carnavalearon para convertirse en lluvia, para llorar la ausencia del amigo de los árboles. En los años venideros, sendos decretos fueron protegiendo más árboles hasta llegar a cerca de los 40 ejemplares. Los árboles también lloran, los árboles también sufren, los árboles también quieren llegar a viejos. Gracias Villanueva de la Sierra.