El Tren del Valle del Ambroz

Matías Simón canta al levantamiento de la vías del tren Ruta de la Plata

Total, que ahora nuestra vía se ha convertido en un espacio triste, a base de museos, vías verdes y de fibras ópticas.

La noticia de que se acercaba el tren le llega a los pueblos del Valle del Ambroz en agosto de 1882 al aprobarse en Consejo de Ministros el proyecto y su concesión a la Compañía de Ferrocarriles del Oeste. Otra noticia, muy jaleada para reavivar la ilusión, fue el paso, 14 de Febrero de 1894, de la primera locomotora allanando el balasto. El 21 de junio de 1896 el tren inaugura la línea, dando por finalizado los catorce laboriosos años a base de negociaciones y trámites, juntas, mociones en Cortes, tasaciones periciales, expropiaciones de terrenos, etc.

De estos catorce años, lo últimos fueron agobiantes por el apremio económico, sin embargo, los primeros fueron más tortuosos para conseguir la unificación de criterios. Hubo un primer proyecto que situaba el empalme en Galisteo. También, presiones por parte de Trujillo para atraer hacia sí la línea que venía de Portugal, más la velada amenaza de la Compañía, de que si no se asumía el proyecto, retiraría “los estudios realizados “, debiendo hacer el Gobierno otros nuevos, lo cual retrasaría muy mucho el objetivo final.

Las duras condiciones que la Compañía exigió a los ayuntamientos y diputaciones fueron: primera: una subvención directa de las cuatros diputaciones provinciales- Cáceres, Salamanca, Zamora y León- bien como suscripción de obligaciones, bien como pago de los intereses de éstas. Segunda: La previa expropiación por parte de los Municipios de todos los terrenos a ocupar por la vía, por las estaciones y por las dependencias anexas a ambas, y tercera: la inversión en obligaciones de la Compañía del capital que existiera en la Caja de Depósitos correspondientes a la tercera parte del 80 % de los bienes de Propio, a un interés del 4 %.

Dato significativo fueron las 2.122.434,44 pesetas que pagó el Ayuntamiento de Béjar sólo bajo ese tercer concepto. Eran 345 Km de línea, a 246.000 pesetas por km. Presupuesto total, 85.000.000 de pesetas.

El sábado, 20 de junio de 1896, a las 21 h., el tren inaugural “de lujo y extraordinario “ , presidido por el Ministro de Fomento, salía de la estación madrileña de Las Delicias. Parada y fonda en la estación de Empalme. A primeras horas del día siguiente, domingo, previstas breves paradas con multitudes y clamores en todas las estaciones, el tren atacó la línea nueva.

El tren llega a Salamanca poco después de las 9 h. A las 20,45 entraba en Astorga. Parada y fonda. El retorno se hizo por vía Salamanca-Medina y a las 10 h regresaba a la Corte el tren inaugural. A los actos fueron invitados periodistas de Madrid, Plasencia, Béjar y Zamora. No así los de Salamanca, que venían denunciando las corruptas conexiones del Gobierno con las Compañías de Ferrocarriles y el abuso de las tarifas. Estas notas, las he tomado del discurso que mi gran amigo José Luis Majada Neila hizo con motivo del ingreso en el Centro de Estudios Bejaranos.

Todos aquellos esfuerzos, el trabajo de tantas y tantas gentes, las ilusiones de unos y otros, todo, absolutamente todo, quedó en silencio aquel 31 de diciembre de 1984, cuando el último tren salía de la estación de Baños de Montemayor, camino de Salamanca.

Todavía hoy, en el Puerto de Honduras, pueden verse las grandes troncas de robres ( Quercus Pyrenaica ), cortados a ras del suelo, que sirvieron para la fabricación de “ las traviesas “ que enlazaban el paralelo de los raíles de la vía, sobre el acolchado pétreo: el balastro . Aquellos picapedreros anónimos; la dureza de su oficio; mi más sincero recuerdo y reconocimiento.

Las yuntas de carros bajando la madera de la sierra de Segura de Toro; aquellos caminos que se hicieron, tan arriba, a pico y pala, abancalados; por eso han perdurado hasta hoy día; el depósito, la carretera, lugares de la sierra que todavía se sostienen en la memoria de los Segureños.

Dinamiteros y mechas; herreros de forja; obreros y cigarros; mujeres con ropa y sustento; leñadores con hachas; carpinteros de madera; capataces y órdenes; ingenieros atrevidos; mulos, caballos, burros y bueyes de tiro y carga; herramientas de mano; humo de locomotoras; ferroviarios de estación y mantenimiento; viajeros del tren. Todos los que intervinieron en su construcción, mantenimiento y todos que lo disfrutaron, están presentes en el Valle del Ambroz..

Todavía hoy, no llego a comprender la poca o nula oposición que se hizo, por parte de “Ayuntamientos y gentes “ , para frenar la declaración de esta “ vía muerta “ .

Vuelvo de nuevo a José Luís Majada : “ Dicen que hubo un hombre, uno solamente, que se opuso de verdad a que el tren se nos fuese. He salido a la vía para ver pasar el último tren, el correo de la tarde de hoy, 31 de diciembre de 1984. Ha sido una tarde gris y húmeda. He ido a La Alamedilla, aquí en Salamanca-ciudad y he disimulado contemplar a un grupo de paisanos que, a la luz de la farolas, jugaban al marro, pero en realidad he venido para ver muy cerca de la vía el paso del último tren. He estado esperando dos horas y el tren no ha llegado. La noche ha caído sobre la ciudad “alegre y confiada”, distraída en los preparativos de la Nochevieja. Un suspicaz diría que el Gobierno ha escogido precisamente esta tarde para evitar manifestaciones y motines. Creo que no es verdad, o al menos no es toda la verdad. La verdad principal es que el gentío está sumergido en la cultura del coche, en su propaganda, en sus anuncios televisivos, en las letras bancarias para comprarlo, en el precio de la gasolina, en las ansias de comprar uno mejor y al tren no le hace ni puto caso. Que las generaciones futuras nos comprendan y nos disculpen.

Me retiro a casa con una triste sensación de Nochevieja, sin haber despedido nuestro último tren de viajeros. Luego he sabido la causa del retraso: al parar el tren en la estación de Hervás un hombre se ha plantado de rodillas a diez metros delante de la locomotora y así ha permanecido impertérrito durante dos horas para que el tren no se vaya de su pueblo.

El maquinista, el jefe de estación y la misma Guardia Civil han permanecido allí, pienso que solidarios en los íntimo con él y respetando la protesta, la única verdadera y eficaz que ha habido. Cuando el hombre se levantó, no ha habido un segundo hombre que lo relevase. Al lado de este hombre ¿ qué significa enarbolar una pancarta en una manifestación o escribir protestas en el periódico?. El hombre que ayer detuvo el tren en Hervás es hijo y nieto de ferroviarios.

Mi gran amigo José Luís Majada, “El Roble de La Garganta “ , murió hace unos años, viendo la ruina de ruinas , el abandono total, de su querida vía. Recuerdo con ilusión cuando hace unos años Zapatero insinuó la apertura del tren Ruta de la Plata León-Salamanca; y eso que él era de León; pero nada de nada.

Y luego esa obsesión por hacer museos y venga museos en las estaciones; y es que a los museos hay que darles distancia, mínimo 100 años; nadie nos puede quitar el derecho de poder enseñar a nuestros hijos la salida y llegada del tren en las estaciones de nuestro valle encantado. La de poder sentir los ” latigazos de las ramas de los árboles “ en los vagones ; como lo sienten los viajeros de Santander en su ferrocarril de vía estrecha; eso sí que es una vía verde, y no la que nos quieren imponer al levantar los raíles; que algunos tomen nota.

Respeto y me sumo a las iniciativas y protestas que se están llevando a cabo, en estos meses, por parte de la sociedad extremeña, en la reivindicación de un tren digno para nuestra región; rápido y cómodo. Pero las gentes del Valle del Ambroz lo que queremos y pedimos, simple y llanamente, es que vuelva a circular el tren, aunque sea despacito , con algún que otro retraso horario, incluso con alguna que otra avería; incidencia, como la denominan ahora; el poder sentir los latigazos de las ramas de los árboles ; construirla.

En un mundo tan digitalizado y tan rápido, porque en algunos tramos, de la vía y de la vida, vayamos más despacito, analógicos, no pasa nada; muchas de las cosas bellas que nos rodean, casi todas, ocurren, así, lentamente; como en el ferrocarril de vía estrecha del norte de España.

Por si era poco lo de los museos, ahora les ha dado por la vía verde, lo que nos faltaba, y han comenzado a levantar los raíles; una pena. Total que ahora nuestra vía se ha convertido en un espacio triste, a base de museos, vías verdes y la fibra óptica que metieron hace unos años y que discurre por una gran zanja paralela a la vía. Menudos tres guantazos que le han dado a nuestro camino de hierro; hasta que le han tumbado.

Pocos conocen el drama al que se vieron sometido aquellas gentes humildes a las que expropiaron sus tierras, por cuatro perras, o dividieron sus fincas en aquel lejano 1882 . Pues, puestos a tensar , tensamos, y si el terreno expropiado no cumple el objetivo de su expropiación, debe volver a sus antiguos propietarios; herederos, digo.

Argumentaban “ un problema de gestión “ para el cierre y abandono de nuestra vía; ¡ pero quienes son ellos para amortajar las estaciones de Oliva, Jarilla, Villar de Plasencia, Casas del Monte, Adeanueva del Camino, Hervás y Baños de Montemayor !; pues son eso, no merece la pena hablar de ellos. Algo hemos tenido que haber  hecho  rematadamente mal ,  cuando no hemos sido capaces de legar a las generaciones futuras lo que a nosotros nos legaron.

Hace años Televisión Española le encargó a mi gran amigo José Antonio Labordeta el rodaje de un capítulo en Extremadura para el programa Un País en la Mochila ; el cual recomiendo que veáis, y éste eligió el Valle del Ambroz, por algo sería.

Labordeta me pidió que compusiera una canción para el Programa ( El Tren del Valle del Ambroz ) que canté en la estación abandonada de Baños de Montemayor un mes de julio de 1998, y la canto y la cantaré siempre en su recuerdo, y en el de todas aquellas gentes vinculadas a nuestro tren.

Labordeta también se marchó , como José Luís Majada; aquella canción, su letra : Ya nadie ya se acuerda , cuando rompieron la tierra, cuando se expropió. / un Camino de Plata, de sonrisas y lágrimas, arrancado a la montaña./ Ya nadie ya se acuerda, de aquellos carros y carretas, que bajaban robles mutilados / para tallar traviesas, de la sierra de Segura de Toro/ cómo los bajaron / Al tren del Valle del Ambroz le han tapado su voz, que triste está mi valle ya no le importa a nadie. / Al tren del Valle del Ambroz le han cerrado la estación/ hay un niño que está triste, ya nadie le dice adiós/ Camino de Plata, el Valle no quiere que te vayas / camino de hierro, que no y que no, te tapen ellos./ A esos que están arriba, al maldito dinero, al ordenador / quiero que abran la vía de Plasencia, Oliva, Jarilla, Casas del Monte/ Aldeanueva , Hervás/ y Baños de Montemayor/ tal vez ese niño sonría, aunque ya me he hecho mayor

El pasado 18 de febrero de 2017, las máquinas han llegado a Aldeadenueva del Camino, vienen arrasando con todo ; tienen unos ganchos enormes que se clavan en railes y traviesas; cruje la madera, el raíl y el balastro, los ganchos les separan; se resisten como cuando a una madre le intentan arrancar a un hijo de sus brazos. En la cuneta unos baúles enormes de hierro, donde meten toda la tornillería; tornillos grandes, martillos, con los que jugábamos de niño, y que sirven para engarza los traviesas a los raíles. La señalización vertical desaparece en un abrir y cerrar de ojos

Las traviesas de madera, partidas y astilladas, las van amontonando en piras enormes. El balastro, las piedras que acolchan los raíles, lo cargan en camiones He parado el coche y me he bajado para sacar algunas fotos; recojo un trozo de madera de traviesa y un tornillo , de recuerdo; un encargado me grita que no puedo coger nada, pero al acercarse me reconoce y me deja hacer. En el tiempo que he estado allí unos 30 coches han pasado por el antiguo paso a nivel, pero nadie se ha detenido, eso sí, muchos me han reconocido y me han pitado. Con lágrimas en los ojos, desorientado, me monto en el coche, cruzo el antiguo paso a nivel para dirigirme a Segura de Toro.

LA ANÉCDOTA EL RODAJE

labordeta y matias

Estando rodando el programa de TV en la estación abandonada de Baños de Montemayor, en el mes de julio de 1.999, recuerdo que la última escena consistía en que caminando por la vía, con su mochila y su bastón, , Labordeta se detenía un momento, me miraba, mientras oyo, con mi guitarra, cantaba a la vía abandonada del tren del Valle del Ambroz, para, a continuación, dirigirse hacia la fuente cercana, con el correspondiente traguito de agua, limpiándose con la mano ese bigote, y para finalizar la escena, alejándose, caminando por la vía del tren, dirección Salamanca.- –«¿Cuánto tiempo tengo que andar por la vía?», preguntaba Labordeta a Mariano Sanz, el productor–«Tú vete caminando, alejándote, hasta que te demos un silbido», le contestó Mariano Sanz; así que a la voz de «acción», mirada a Matías Simón, el cantautor, traguito de agua, muñeca restregando al bigote, y caminando, lentamente, se iba alejando por la vía abandonada., dirección Salamanca.

–«Venga, deprisa, recoged todo y al furgón», nos indicó uno del equipo. Y en un minuto, mientras Labordeta se alejaba por la vía, caminado, esperando el silbido, nosotros ya íbamos bajando a Baños de Montemayor; total, que al cabo de dos horas se presenta en el hotel, nosotros con la cerveza en la terracita, –«Cabrones, ya es la segunda vez que me lo hacéis», nos abroncaba, sonriendo, Labordeta, y es que se había alejado casi dos kilómetros, andando por la vía, pensando en sus cosas, esperando aquel silbido que nunca llegó; pero todo ello con un gran sentido del humor, el que reinaba en el equipo de rodaje; de ahí el éxito de esta entrañable serie: Un País en la Mochila,

Mi hija Carolina, hoy psicóloga, presenció aquellos maravillosos momentos, tomando nota, con sus 15 años, alucinando; y aprendiendo.

Matías Simón Villares

Multiplicador de ilusiones